Esta
noche, por invitación de Fernando Tuma, estuvimos presentes en el homenaje
que se realizó en la Casa Calise, al arquitecto Virginio Colombo.
Cortaba
el aliento mirar ese frente sensual, maravilloso, acariciado
por un juego de luces. Lo verdaderamente extraordinario, es que la máxima
belleza se conseguía cuando se resaltaba el color original de esta obra.
Imposible acrecentar el texto que Colombo creó para el bodeguero Francisco
Calise.
Hay
detrás de este acto, una búsqueda para lograr la protección, para un frente y unos interiores, que
ningún consorcio está en condiciones de sostener, sin auxilio estatal.
Es
necesario que el acerbo arquitectónico sea valorado por los porteños. Apuntar a las nuevas generaciones, que se
enseñe a los chicos a elevar la mirada a las fachadas, a distinguirlas y
descubrir los elementos del urbanismo, que poenen magia y poesí al deambular por
nuestras calles. Quizás ellos consigan que tantas obras permanezcan en pie con
dignidad y no como ruinas que se auto fagocitan.
0 comentarios:
Publicar un comentario